27 de abril de 2011

SENTENCIA DE AQUINO: 18 AÑOS DE CÁRCEL

(Foto archivo)
Viedma (ADN).- Los jueces de la sala B de la Cámara en lo Criminal de Viedma condenaron hoy a Gustavo Daniel Aquino (50) a 18 años de prisión por la muerte de su pareja, Verónica Villarruel, a quien asestó cuatro puñaladas durante un hecho ocurrido el 18 de junio de 2010 en una estación de servicio de Sierra Grande.

En los alegatos, la fiscal de Cámara, Adriana Zaratiegui, había requerido 14 años de cárcel para Aquino, mientras que el abogado querellante, Hugo Lapadat, en representación de la familia, solicitó 25 años.

La defensora penal Marta Ghianni dijo oportunamente que el hecho ha sido probado y cometido por su defendido, concluyendo que actuó bajo el estado de “emoción violenta”, por lo que pidió que se le aplique el máximo previsto en la normativa: 10 años.

Este mediodía, familiares de la víctima –quienes también asistieron a las dos audiencias que se concretaron  el 12 y 13 de este mes exhibiendo fotografías de Villarruel, mamá de dos pequeñas- permanecieron en los Tribunales para conocer el veredicto y se mostraron visiblemente consternados.

 En su voto, el juez Jorge Bustamante consideró que la emoción violenta aducida por la defensa “no tiene el menor asidero” conforme las constancias de la causa, especialmente la pericia psicológica elaborada por el Cuerpo Médico Forense. 

“No existe amnesia, lo aducido por el imputado en la indagatoria prestada en instrucción más luce como una pretendida defensa que como relato de un estado real. Su conducta fue direccionada con la intención de matar a la víctima, lo acredita el hecho de tomar el cuchillo e ir a su oficina, estacionar el vehículo en un lugar oculto e ingresar sin que lo vieran y luego, cuando ya estaba reducido y detenido en la Comisaría, señalar que esperaba el momento que ella fuera al cementerio; “.

“Direccionalidad coherente y lógica en la esfera de la actividad, encaminada a generar una respuesta determinada, consecuencia de una interpretación de abandono y perjuicio económico que realiza el examinado”, dice el psicólogo forense, según refirió Bustamante.

Insistió que “el imputado presenta una conducta violenta que nada tiene que ver con la alegada emoción violenta que aduce la defensa, ni tampoco con ningún estado de inimputabilidad. Se ha dicho que el problema surgía de la cuestión económica entre la víctima y el victimario, que Aquino no quería que Villarruel se quedara con sus bienes”.

Bustamante aludió a Aquino señalando “su inseguridad, su baja autoestima incrementada por ese “no me quiere más”, su miedo a la pérdida que lo llevaba a ser posesivo, a tener dominio en la relación, a ser el que tenía la fuerza, lo llevó evidentemente a la agresión incluyendo el querer literalmente degollar a quien se liberaba de él, a “su posesión”.

“La violencia ejercida tiene que ver con ese poder, al ver que lo perdía, que estaba en mala posición en la relación, trató de rescatar sus debilidades, su falta de jerarquía por medio de la conducta violenta de pretender quemar su casa, mostrando una personalidad autoritaria y de bajos recursos...”, remarcó.

Pero, también señaló que “Aquino debió encontrar un límite en el hospital, debió ser observado, medicado para controlar su violencia, debió preverse en él futuras conductas violentas, que el mínimo análisis hacía ver como cierto el aumento de su violencia”. (ADN)